Otra vez le ocurría lo mismo.
No podía dormir, estaba demasiado ocupado pensando en
las razones por las que no se toleraba así mismo.
El vocal había desarrollado una enorme capacidad para
alejar a la gente, la poca que realmente le importaba. No era capaz de limitar
su personalidad ni medir su actitud, sabía que los estaba saturando.
-
Si sigo así me voy a quedar sin banda – meditó enfadado. En un impulso o
más bien una rabieta, arrojó la almohada lejos.
Despeinado se sentó en la cama. Tenía un par de lágrimas
en los ojos pero prefirió culpar a la falta de sueño y no a sus emociones
frustradas. Se levantó finalmente y sirvió un poco de ron, donde observando el
vaso se preguntó si debía emborracharse todas las noches de su vida para poder
dormir, estaba seguro de que no había nadie más insano que él, incluso mientras
intentaba cuidar de sí mismo. Bebió 4 vasos, uno tras otro esperando que el
efecto le adormeciera los pensamientos, pero en cuanto se acurrucó en el sofá,
en lo único que pudo pensar fue en su compañero de banda.
Sora era una de las razones que más lo hacían meditar,
por alguna razón, se odiaba aún más a sí mismo cuando estaba cerca del
baterista, lo sentía completamente incompatible y al mismo tiempo enormemente
agradable. Podían tener una charla refrescante, pero en cuanto se separaba de
él, sentía el sabor agrio de las críticas hacia sí mismo en su cabeza. No sabía
cómo detenerlo, solo sabía que estaba ocurriendo, algo le impedía disfrutar lo
que vivía.
Un poco ebrio quiso sentir compañía, y olvidando la
hora gracias al alcohol, tomó el celular para llamar a alguno de sus compañeros.
“Nadie me quiere cerca…”, pensó mientras miraba el
nombre en los contactos. Entonces llegó a Sora.
-
Si tú eres culpable de que no pueda dormir, pues tampoco deberías poder
hacerlo – pensó presionando el botón de llamada… esperó unos segundos a que
contestara, pero no lo hizo, entonces insistió y volvió a llamar. Observó a su
alrededor: la casa solitaria, el silencio y la oscuridad solo acrecentaban su
sentimiento de soledad, entonces Sora contestó.
-
¿Chiaki? – su tono sumamente ronco le indicó que lo había despertado -
¿Pasó algo?
Cortó la llamada en una respuesta nerviosa.
Se sentó en el sofá sorprendido de lo que había hecho,
pasó sus manos por su rostro notando sus lágrimas. ¿Estaba llorando? Ni
siquiera se había percatado de ello.
El teléfono volvió a sonar y el nombre de Sora aparecía
en pantalla. Chiaki hizo lo único que podía hacer siendo él. Cortó la llamada.
Nadie debía saber que lloraba, no otra vez.
Sora observó con dudas el celular. No era primera vez
que el vocal lo llamaba a las cuatro de la mañana, ni tampoco la primera que le
cortaba sin decirle nada. Suspiró en la cama, sabía que no lograría dormirse tan
fácilmente luego de aquello. Él sabía muy bien de los cambios en su compañero,
los había percibido desde el comienzo y aunque intentaba distraerlo de lo que
fuera que le preocupaba, simplemente las cosas parecían ir peor, cada vez se
encerraba más en él mismo y bien sabía Sora que Chiaki no le contaría lo que le
ocurría. Se sentía de manos atadas.
Aquella noche al igual que su compañero derramó un par
de lágrimas de frustración, porque no sabía cómo ayudarlo, y porque se
reprochaba así mismo que sus intenciones con Chiaki superaran lo que sería una
sana amistad.
Chiaki despertó por la mañana con su usual dolor de
cabeza, ya casi acostumbrado, ni se percataba de él como tal si no fuera porque
se mareaba en cuanto se ponía de pie.
-
Mierda, me dormí en el sofá – se quejó sintiendo dolor en la garganta. Hablar
solo se le había vuelto costumbre para saciar un poco los espacios de silencio.
Abrió el ventanal y salió al balcón de su habitación esperando que el frio lo
terminara de despertar, entonces un pajarito bastante pequeño se posó en la
rejilla del balcón. Chiaki lo miró esperando que se asustara y se fuera, pero
no lo hizo. Lo observó por alrededor de dos minutos hasta que el pájaro voló
hasta una rama de un árbol cercano. Continuó mirándolo… le pareció hermoso, por
primera vez en mucho tiempo sintió un sentimiento similar a una ola de calor en
medio de un frio que le congelaba los huesos.
Caminó por la parte de atrás del recinto en donde
sería el concierto de aquella noche, sabía que sus compañeras de banda lo
esperarían dentro para ensayar, entre ellos Sora. Suspiró, ni el alcohol de la
madrugada ni la resaca le hacían olvidar que nuevamente lo había llamado. Esperaba
que él no lo recordara o que una vez más no le dijera nada al respecto.
-
Buenos días – saludó a los demás mientras dejaba su mochila sobre una
mesa.
-
Que sorpresa, tienes peor cara que ayer. Pensé que no podrías superarte
– bromeó Saz.
-
Siempre me supero – le dijo Chiaki al bajista. Por otro lado el
baterista lo miró pensativo, cruzó por un leve segundo miradas con el vocal,
sin embargo este le ignoró.
El ensayo avanzó sin problemas, las típicas quejas y
exigencias de parte de Chiaki, aunque más con el staff que con la banda por
esta vez.
-
Creo que debemos cambiar un poco el setlist – impuso sin preguntar
esperando negaciones o abucheos, pero nadie le discutió, vio a Saz mirar de
reojo a Sora - ¿Tienen algo que decir?
-
Bueno… - le interrumpió el guitarrista – con esa actitud responderte es
una discusión asegurada y no sé si notas que nadie además de ti pretende
discutir.
-
Hay una diferencia entre discusión y pelea Miyako, ¿no te lo enseñaron
en la escuela?
-
Ya basta – le dijo Sora con voz firme. Bajó su lugar en la batería y lo
tomó del brazo – Ven conmigo – le ordenó mientras Chiaki impresionado por su
arrebato no reaccionó más que dejándose llevar por él. Era primera vez que lo
veía enfadado. Si bien Sora era directo en expresar sus molestias y siempre buscaba
resolver los problemas, rara vez se enfadaba de forma tan notoria.
-
Sora, suéltame – fue lo primero que dijo en cuanto reaccionó, pero el
batero no dejaba de arrastrarlo por el pasillo. Empujó un par de veces su brazo,
sin embargo el agarre firme del más alto no lo soltó hasta que llegaron a un
camarín.
-
Ya basta – le dijo mirándolo a los ojos – No puedes seguir con esto, ¿qué
quieres? ¿Qué se acabe la banda? ¿Te quieres ir?
-
¿Qué?
-
Eso es lo que nos estás haciendo sentir con tu desagrado por todo. – la mirada
de enfadada del batero le dolía. – Puedo entender que algunos detalles te
molesten o que quieras cambiar algunas cosas, pero nosotros somos tus amigos…
-
Yo no tengo amigos – lo cortó Chiaki sin pensar. Aunque había repetido
aquello varias veces frente a las cámaras y todos lo habían escuchado, Sora lo
sintió distinto porque estaban solos y precisamente porque le estaba mirando a
los ojos. Parpadeo herido un par de veces, Chiaki se mantuvo firme – No sé
porque te sorprendes, somos compañeros de banda, lo he dicho antes.
-
¿Entonces por qué me llamas por las noches? – le preguntó con un poco de
dificultad, sintiendo un nudo en la garganta más por rabia que tristeza.
-
De ebrio – levantó los hombros restándole importancia.
-
¿Sabes cuál es tu problema, Chiaki?
-
Dímelo – provocó.
-
Eres tan cobarde que ni siquiera te atreves a aceptar cuanto nos
aprecias, prefieres alejarnos de ti que arriesgarte a involucrarte demasiado. Pero
ya estas involucrado con nosotros y nosotros contigo, así que no lo arruines. –
el vocal mantuvo una sonrisa en la cara y una ceja en alto, se sorprendía así
mismo como su personalidad ácida lo había transformado en aquello. La sangre le
hervía, más por la necesidad de protegerse.
-
Tú no quieres aceptar que no me importas más de lo que yo te importo a
ti – le escupió al batero mirándolo muy de cerca, no iba a perder con él. De
pronto en un acto notoriamente impulsivo Sora simplemente lo abrazó,
sosteniendo con fuerza su cuerpo entre sus brazos. El vocal se congeló.
-
Suéltame – le exigió mientras sentía la mano de Sora acariciar con
suavidad su cabello por la zona de la nuca.
-
Escúchame pedazo de sordo, sé que no puedes darte cuenta que estamos
dispuestos a ayudarte, pero lo estamos. Decide qué quieres hacer y te
apoyaremos, pero dinos qué mierda quieres de nosotros. – el vocal se quedo sin
palabras. Sora se alejó de él y lo miró, Chiaki no pudo responder a sus ojos y
solo bajó la mirada incómodo – No cambiaremos el setlist, al menos no hoy, tal
vez mañana, pero hoy te tomarás un descanso hasta que sea la hora del
concierto, ya mañana hablaremos de cambios para la próxima presentación, ¿está
bien? – el batero intentó encontrar su mirada sin embargo el vocal se la negó -
¿Está bien? – finalmente Chiaki asintió, escapó a sus ojos como pudo y dio un
paso hacia atrás para romper la cercanía y alejarse de él, huyendo por la
puerta. – Ah, y Chi. – el vocal se detuvo pero no volteó a mirarlo – Si me
vuelves a llamar, esta vez, iré a tu casa, aunque sean las cuatro de la mañana.
Chiaki tragó saliva pero no contestó, finalmente solo
salió de allí sintiendo el orgullo herido. La puerta al cerrarse sonó tan
fuerte como lo fue su actitud al ir hasta por sus cosas y tomarlas para
marcharse frente a los ojos de la banda y el staff, pero una vez más, nadie se
atrevió a discutirle nada.