- Lo siento, Sacchan.
- Creo que te vas a arrepentir. Yo te
estoy ofreciendo una relación sin restricciones, sé que es lo que va contigo–
le dijo el bajista mientras se recargaba sobre el marco de la puerta de su departamento. Aunque no lo quería demostrar, le estaba costando mantener la compostura frente
a lo que escuchaba.
- Sé que así lo crees, y tal vez si me
lo hubieras propuesto hace un par de años te hubiera dicho que sí sin siquiera
pensarlo…
- ¿Y qué cambió? Porque no me vas a
decir que pretendes tener algo serio con Sora.
- No lo sé, el asunto es que tú y yo
somos buenos amigos – Saz se impresionó de oírlo decir aquello por primera vez
– Y reconozco que siento aún más que eso por Sora… Sintiéndome de esta manera y
sabiendo sobre el interés de ambos en mí, no podría jugar ni contigo ni con él– Chiaki permaneció serio mientras lo miraba a los ojos, por alguna razón las
palabras le fluyeron con más naturalidad de la que se hubiera esperado, más
bien lo sintió como desenredar uno de los nudos que le impedían expresarse.
- ¿Qué cambió? – le preguntó realmente
sorprendido el bajista – Durante la gira... no, desde antes, desde el accidente
de Sora te he visto diferente, pero escucharte realmente me sorprende– el bajista
por primera vez en años sintió que no lo reconocía. Chiaki suspiró y encendió
un cigarrillo. Quiso ser lo más claro posible con Saz, sintió que se lo debía.
- Hubo un instante en aquel accidente…
- le dio una calada al cigarrillo, Saz esperó pacientemente a que continuara - En que realmente todo se aclaró; lo mucho que me importa él, lo que me importas tú,
lo que me importa la banda, lo que quiero y lo que no… ¿Cómo te lo explico
mejor? Durante esta semana, desde que volvimos de la gira, he podido dormir sin
pesadillas– Saz lo miró sin comprenderlo del todo, luego miró al suelo.
- Chiaki… solo pórtate bien con él–
el vocal lo miró impresionado por su petición tan repentina, como si se hubiera
rendido demasiado rápido y hubiera sido un buen perdedor, sin embargo no supo
cómo contestar y Saz tampoco esperó demasiado. Cerró la puerta sin siquiera
despedirse.
- Qué… cortante… - el vocal caminó por
el pasillo del edificio sintiéndose contrariado y esperando desde el fondo de
su alma que Saz realmente tuviera solo sentimientos superficiales por él.
Dentro de su
apartamento, el bajista se sentó en el sofá sintiendo como si hubiera cargado
una mochila pesada por demasiado tiempo.
- Después de tantos años me atreví a
dar el paso y así acabó todo… - se dijo así mismo sintiendo las pestañas
húmedas. Suspiró pesadamente – Espero pueda cuidarse solo.
Saz llevaba años
ayudando a Chiaki desde las sombras, pidiéndole al staff hacer cosas por él,
rogándole a la banda ser paciente en algunos aspectos, haciéndole compañía toda
la noche cuando se trababa a la hora de componer, cuidando de sus comidas y
procurando vigilarlo a la distancia... había hecho más que nadie por él, pero al
mismo tiempo sabía que no era suficiente, sabía que habían cuestiones que le
perturbaban que no dejaba salir ni le confesaría aunque se lo preguntara
directamente. Le había dado espacio, sin embargo siempre se preguntó si otra
persona lograría hacer que Chiaki se abriera emocionalmente y lo pudiera
aliviar,ya que él no se sentía capaz de lograr ese equilibrio y complicidad. Parte de él se aliviaba al comprender que Sora lo había conseguido, aunque eso
significaba que él ahora sobraba.
Se acostó a dormir proponiéndose a sí mismo que cuando despertara se cuidaría sólo a sí mismo. A
pesar de que quiso ser positivo al respecto, un par de lágrimas quedaron
marcadas en la almohada antes de que lograra conciliar el sueño.
-
¡Buenos
días! – le dijo Chiaki a Sora en cuanto este abrió la puerta de su casa. Sora lo miró extrañado,
ya llevaban tres días en que llegaba sin siquiera avisar – Traje para
desayunar.
-
Buenos…
días… - el vocal entró en la casa del batero con confianza y colocó las bolsas
sobre la mesa central. Luego volteó a mirar a Sora, éste llevaba tan solo
calzoncillos y una playera sin mangas.
-
Bonitas
piernas- halagó con una mirada coqueta. Sora reaccionó de forma nerviosa.
-
Me cambio y
bajo.
-
¿Puedo
cocinar mientras?
-
¡Adelante,
de todas maneras ya te sientes como en tu casa! – le gritó mientras subía las
escaleras.
-
Te quejas y
bien que te comes todo lo que cocino – susurró más para él mismo mientras
sacaba verduras de las bolsas, miró al final de la bolsa grande y sonrió con
una mezcla de nervios y ansiedad por el regalo que había comprado para Sora.
Habían
pasado días tranquilos descansando posterior a la gira. Sora durmió un par de
noches en casa de Chiaki pero debió volver a la suya para evitar dejar solo a
su perro, por su lado el vocal se resistía a dormir en otra cama que no fuera
la suya y frente a la ausencia de sus pesadillas, dormía bien, tenía buen ánimo
durante el día y de cierta manera enfrentaba las cuestiones con respecto a Sora
con más positivismo del que se creía capaz. Había descubierto lo mucho que le gustaba
cocinar para el batero, mientras tanto Sora deslumbraba por las atenciones del
vocal desparramando felicidad a su alrededor.
Chiaki
sirvió el desayuno y Sora le dio la primera probada a las tortillas.
-
Aaah… podría
morir luego de comer esto…
-
Exagerado…
-
Me vas a
engordar si vienes a preparar desayuno todos los días.
-
¿Te estas
quejando? – el vocal entrecerró los ojos, bien sabía que el batero no cocinaba.
-
No, pero ya siento que me aprieta el pantalón.
-
Eso es
porque estás muy holgazán, no te he visto sentarte en la batería en una semana
ya. Además estoy seguro que si dejo de venir a desayunar vas a comer fideos
instantáneos.
-
Oye, me
defiendo con las sopas y los fideos instantáneos– Chiaki bufó.
-
Ya debes
tener tripas de plástico.
-
Oye, Chi...
-
Dime – para
Sora era notorio la facilidad con la que Chiaki cambiaba su tono a uno dulce, a
veces debía reprimir sus ganas de abrazarlo en todo momento.
-
Vi que hay
una caja en esa bolsa… ¿Qué es? – el batero intentó esconder una sonrisa pero no lo logro, por su parte el vocal abrió la boca de la impresión.
-
¿Cómo es que
te diste cuenta?
-
Es que…
cuando estabas en la cocina le di una ojeada…
-
¡Sora! Qué
chismoso eres – Chiaki rió, se puso de pie y sacó el obsequio. – No es la gran
cosa… solo lo vi y supuse que te gustaría– miró como Sora estaba casi saltando en
el asiento – Cálmate… te digo, no es la gran cosa… - en cuanto le dio la caja al
batero, este la rompió como si fuera un niño en navidad.
-
Oh… son
llaveros… ¡Son originales! – un set de llaveros de superhéroes resplandecían
bajo sus ojos - ¡Chiaki me encantan! – el batero los tomó todos y los observó a
detalle, el vocal aunque intentaba permanecer serio no podía evitar que se le
escapara la sonrisa, no recordaba haber sentido tanto jubilo con la reacción de
otra persona ante un obsequio. El más alto se puso de pie y lo abrazó fuerte -
¡Gracias Chi, soy tan feliz!
-
Calma
grandote, son solo llaveros…
-
No son solo
llaveros, son un obsequio de ti para mí– Chiaki no pudo evitar reír
enternecido y le devolvió el abrazo.
-
Ah… por mí me quedaría todo el día
tendido aquí – el batero se estiró sobre la manta que acomodaron en el césped del
patio, Chiaki jugaba con su perro a su lado. De pronto Kobo, el perro pequeño
comenzó a correr en círculos a su al rededor – Ya se emocionó… Chi, hay algo
que quiero preguntar– el vocal se recostó sobre su estómago disfrutando del
sol mientras lo escuchaba – Es sobre Sacchan… - sin intención Chiaki frunció el
ceño– Lo siento, tal vez no deba hacerlo…
-
No siento más que amistad por él si
es lo que quieres saber– Sora lo miró sorprendido por su respuesta directa – También se lo hice saber esta mañana.
-
¿Eh? ¿Hablaste con él sobre…?
-
No le di detalles, pero sabe que tú
y yo nos queremos– involuntariamente Sora jadeó al repetir para sí mismo la
frase de Chiaki: “Tú y yo nos queremos”.
-
Pero… ¿Estás triste? – le preguntó
al ver su rostro con un semblante serio.
-
No… pero sí me genera un poco de
culpa. Pero en fin, siempre me he sentido así con respecto a muchas cosas, una
más... qué importa.
-
¿Y con respecto a mí? – Chiaki se
volteó para mirarlo, luego se acomodó recostándose en su brazo. A pesar de que
los dos eran altos, Sora tenía más cuerpo, lo que le daba cierta protección al
vocal con tan solo acomodarse junto a él.
-
Antes… compartir contigo me hacía
sentir muy mal… - Sora lo miró sorprendido y algo en él se alarmó, se preguntó
si le causaba daño de alguna manera – No entendía muy bien el por qué, mientras
más estábamos juntos, peor me sentía en cuanto me quedaba solo… Pero lo
descubrí, siempre me hiciste sentir expuesto, no me asustaba que vieras algo en
mí que no te gustara… me asustaba que algún día me atacaras, te enfadaras y me
hirieras, porque entonces… como ya me conocías como nadie lo ha hecho, entonces
sí tendrías razón, te enojarías por como soy en realidad, y yo sabiendo
cierto lo que dijeras, me hundiría… Las palabras nunca me han dolido demasiado
¿sabes?, no me causan eco porque nadie había tenido una opinión tan acertada
de mí hasta que apareciste tú. Aunque no te mentiré, creo que me ves mejor de
lo que soy– el vocal le dio un beso rápido en la mejilla a Sora pillándolo
desprevenido, este último sonrió apretando los labios.
-
Antes… yo me sentía culpable por
tener estos sentimientos por ti – quiso confesarle también – sentía que era un
mal amigo… y que de alguna manera me aprovechaba de ti usando nuestra amistad
para que te acercaras más y así tal vez, quererme un poquito.
-
¿Qué no lo hiciste así? – Sora lo
miró alarmado, pero Chiaki le dio un mordisco en el brazo.
-
¡Auch!
-
Era broma idiota.
De
pronto el celular de Sora sonó haciendo que este se levantara para leer, Chiaki le prestó atención al perro mientras.
El batero frunció
el ceño en cuanto leyó:
“Hijo,
hoy por mi cumpleaños te esperamos a cenar.
Espero
puedas venir, te esperaré.
Mamá.”
- Kobo, el super perro – Chiaki levantó
las patas de la pequeña mascota y lo levantó en brazos como si este pudiera
volar– Siempre me pareció que tu nivel de obsesión era exagerado – le dijo el
vocal al batero mientras jugaba con el perro – Pero colocarle un collar de Spiderman al perro francamente me parece maltrato– se rió, pero en cuanto miró
a Sora notó que este tenía un gesto preocupado mientras observaba su celular-
¿Pasa algo? – no contestó - ¡Sora!
- ¿Ah? –
- ¿Qué te pasa? No sé para qué me
invitas si no me darás atención– Chiaki rascó la pancita del perro.
- Chi, yo no te invité– le soltó sin
pensar, lo que dejó helado al vocal.
- Si quieres me voy.
- No… no, lo siento, estoy algo… -
Chiaki dejó a Kobo en el césped y se acercó más al batero.
- ¿Qué sucede? – Sora se agachó y apoyó
su rostro en el hueco del cuello del vocal, instantáneamente Chiaki lo rodeó
con sus brazos, ya se estaba acostumbrando al contacto físico y afectivo que
tenían en cuanto se quedaban solos, lo disfrutaba. – Dime qué pasa…
- Mamá esta de cumpleaños hoy… Llevo
años inventando una excusa para no ir a casa… pero sé que ha estado muy enferma
y siento que debo ir. Pero de solo pensar que mi padre estará ahí siento ganas
de vomitar– el vocal suspiró preocupado cuando escuchó su tono triste desde
aquella posición.
- Creo que deberías ir… de todas
maneras es un sacrificio qué harías muy de vez en cuando.
- Lo sé, pero han pasado tantos años y
he cambiado… - su respiración le causó cosquillas a Chiaki, el batero lo notó y
se separó de él para continuar hablando - Aunque no me siento capaz de
enfrentarlo temo que el tenerme ahí pueda arruinar su carácter y con eso el
cumpleaños de mamá. O tal vez temo solo salir llorando de ahí.
- Sora… entiendo cómo te sientes, pero
si tu madre está enferma debes ir– el baterista suspiró, de pronto lo miró
con esperanza en la mirada.
- Chiaki...
- ¿Qué?
- ¿Y si vienes conmigo?
- ¿Ah? ¿Yo qué tendría que hacer ahí?
- Acompañarme– Sora junto sus palmas
en una súplica – Di que sí Chi, por favor. Mamá cocina exquisito, aunque si
está enferma tal vez no lo ha hecho… pero puedo invitarte a comer después. Vamos Chi, di que sí... – el vocal suspiró.
- Está bien, iré de apoyo moral si así
lo quieres… - Sora lo abrazó con efusividad – Pero si deberás invitarme a comer
luego – ambos rieron.
- ¿Quieres helado? Ayer compré uno con
nueces– el vocal rió fuerte con su notorio cambio de humor, le pinchó la
nariz con un dedo.
- Niño– le sonrió.
- Lo tomaré como un sí.
Cuando
el batero se disponía a ponerse de pie, ambos escucharon a alguien llamar desde
la puerta.
-
¿Esperas a
alguien?
-
No… - se
levantó para ir en dirección hasta la puerta, el pequeño perro lo siguió.
Chiaki escuchó
desde el patio.
- Pasa Natsu – Chiaki se puso de pie y
se limpió la ropa. No quería que nadie lo viera ser tan afectuoso con Sora, al
menos no aún. El batero más pequeño que ellos se agachó a saludar al perro
mientras que al vocal le dirigió un saludo con la cabeza, a cierta distancia
que pretendía mantener.
- Ah... yo me voy entonces, así te dejaré
a solas con tu amigo… - le dijo el vocal algo avergonzado.
- ¿Ah? No tienes por qué irte.
- Debo irme… de todas maneras tengo algunas
cosas que hacer… y tenemos que ir al estudio por la tarde- Chiaki le brindó
una sonrisa forzada a Natsu, este lo miró curioso pero divertido.
- Bueno… pero… déjame que te traigo
algo que te cociné anoche, espérame.
- ¿Qué cocinaste? – Sora fue hasta la
cocina a paso de trote – Está bien… - respiró algo agitado e incómodo frente a
Natsu, sentía que lo miraba sabiéndolo todo, aquella sensación la compartía con
todos los cercanos a Sora. En cuanto se quedaron solos el ambiente se volvió
tenso.
- Aprecio que te vayas – le dijo de
pronto Natsu, el vocal lo miró confundido. – Así tengo a Sora para mí solo.
- Lo dices como si estuvieras celoso –
le contesto a modo de broma sin saber responder de otra forma.
- No es que este celoso, solo no me
gusta compartirlo – Natsu le sonrió desde su posición, la diferencia de
estatura hacía que Chiaki lo mirara como si bajara la vista dificultándole
esconder la mirada de él. Se sintió contrariado y se preguntó si estaba
intentando decirle lo que creía.
- ¿Te gusta…? – Sora apareció trayendo
una bolsa improvisada con un papel para envolver regalos.
- ¡Aquí está! Las hice anoche viendo un
programa de cocina, espero te gusten – se la tendió. Chiaki aún con el ceño
fruncido miró dentro de la bolsa.
- ¿Galletas? – el batero asintió, tragó
saliva, no podía solo sonreirle con Natsu allí– Esto… ¿Me dejas en la puerta?
- Si… - Sora miró a Natsu confundido y
este levantó los hombros haciéndose el desentendido, el batero más alto llevó al
vocal hasta la puerta. Chiaki no estaba seguro de cómo reaccionar, se sentía
enfadado y con un notorio miedo creciendo dentro de él, quería ir a casa, pero
quería ir con Sora. - ¿Te sucede algo? ¿No te gustan las galletas? – el vocal
lo miró ya en la puerta, Natsu no los podía ver pero prefirió hablar bajo.
- Sora…
- Dime
- Tú… ¿alguna vez con Natsu…?
- ¿Con Natsu qué?
- ¿Han sido más que amigos? – no estaba
seguro de cómo preguntar. Sora colocó cara de póquer.
- Claro que no, somos como hermanos.
- Pero no lo son.
- Pero la simple idea me hace sentir incestuoso… No, siempre hemos sido amigos nada más. Como hermanos– Chiaki
suspiró y para sorpresa del batero lo rodeó con los brazos. - ¿Qué pasa, Chi?
- ¿Es Natsu mejor que yo? – susurró
demasiado bajo, el batero casi no lo oyó.
- Mm… no me importaría que fuera mejor
o peor en nada, a mí me gustas tú… Pero, ¿por qué esta idea tan repentina sobre Natsu? Nunca me habías preguntado nada sobre él– Chiaki se separó de él
y lo miró firmemente a los ojos.
- Escucha Sora... – le dijo firmemente,
impresionándolo por su cambio de actitud – No puedes besar a nadie más, solo a
mí. ¿De acuerdo?
- ¿Ah? – el batero sonrió por sus celos
repentinos – Pero… ¿Por qué…?
- ¿De acuerdo?
- Sí, sí… de acuerdo – se rió.
- Hasta mañana.– se marchó sin dirigirle
la mirada.
Sora entró
confundido a su casa. Natsu lo miró aproximarse, sentado en el sofá.
- ¿Así que le hiciste “galletitas”?
- No molestes… - se sentó junto a él y
dejó salir una risita.
- ¿Qué pasa? Te ves feliz…
- Lo estoy… a Chi se le metió la idea
de que tú y yo… - se rió, Natsu también
lo hizo- Bueno, fue agradable verlo celoso– apretó los labios y Natsu lo
miró enternecido.
- De nada– le dijo de pronto.
- ¿Ah?
- Que yo le dije algo adrede, solo
quería ver como reaccionaba – Sora
pestañó un par de veces.
- ¡No hagas esas cosas! Con Chiaki
menos siempre es más, pudiste causarle una combustión espontánea.
- Meh, está bien que él sepa que debe
valorarte– Sora miró sorprendido a Natsu.
- Oye, eso sonó muy bonito – pinchó el
estómago de su amigo con un dedo – Dilo otra vez
- ¡No! No me toques, homosexual. Lo
nuestro no puede ser, somos hermanos. Así que no me seduzcas – Sora rió fuerte.
- Exactamente lo mismo le dije– Natsu
apoyó su cabeza en el hombro del más alto, con confianza.
- Me gusta verte así… - le confesó,
Sora cerró los ojos para escucharlo – Hace tiempo me tenías algo preocupado…
como te desapegabas con tanta facilidad de las chicas con las que salías, pensé
que eras del tipo que no se enamoraba, no me gustaba eso… Pero ahora me doy
cuenta de todo y me gusta ver que todo ha avanzado bien, aunque Chiaki es
complicado. Es tal vez el tipo de persona que menos quisiera ver a tu lado,
pero al menos se nota que te quiere– Sora ladeó su rostro sobre el de Natsu
de la misma manera que él.
- ¿Crees que se nota? Es decir, ¿crees
que realmente me quiere? – el más pequeño rió.
- Es solo cuestión de compararlo, ha
cambiado mucho y apostaría que tú tienes mucho que ver en eso– Sora no dijo
nada más, pero sonrió con los ojos cerrados.
Por la tarde, Chiaki
salía del estudio tras haber grabado por cuarta vez la pista de un estribillo a
tarareos.
-
Necesitamos a Saz para encajar esto –
se quejó el manager mientras le pedía con señas al técnico de sonido que
esperara un poco más. El vocal soltó un profundo suspiró mientras miraba por la
ventana del edificio. Él sabía que Saz no llegaría, al menos no ese día.