domingo, 25 de agosto de 2019

Fan fic: Bird Wings - Capítulo 9: Defensa


Chiaki se sentó en la cama consternado.

-          Debo controlarme… - se reprochó así mismo sabiendo que le era difícil. Cerró los ojos recordando los labios de Sora, queriendo impacientemente volver a besarlo, pero se contuvo como siempre. Mordió su labio con fuerza como castigo así mismo. Observó al ave que dormía, preguntándose a sí mismo si debía dormir con Sora aunque hubiera optado por un no. Sabía que si le pedía dormir en el sofá se sentiría mal por ello luego. Suspiró y se recostó luego de apagar la luz.

-          ¡Auch! – lo escuchó chillar cuando se golpeó el dedo meñique de su pie con la orilla de la puerta – Ah… duele…

-          ¿No puedes hacer menos ruido? – se removió para encender la luz mirándolo enfadado. Sora tenía el cabello mojado y le goteaba el cuerpo entero, seguía sujetándose de la pared con dificultad aún un poco mareado.

-          Lo lamento… - Chiaki se levantó y buscó un pijama entre los cajones de su armario.

-          Ten, usa éste para dormir, pero por favor no hagas ruido que ya es demasiado tarde.

-          Perdón…  - el vocal suspiró volteándose. Sora se vistió con rapidez sin secarse del todo por vergüenza a que Chiaki volteara en cualquier momento y lo viera desnudo o en alguna posición vergonzosa, y finalmente se metió en la cama, gateando hasta la orilla donde se había recostado la vez anterior. Observó los ojos de su compañero cuando se acercó, parecían tristes. Él también lo estaba. Finalmente se acomodó mirando en su dirección, y si bien no se miraban a los ojos, estaban uno en frente del otro. Sora suspiró mirando la mano del vocal descansar sobre la cama y sin pensarlo dos veces intentó tomarla, pero él la retiró, por lo que sintiendo el rechazo bajó su mano escondiéndola entre las colchas haciendo un puchero con la boca – ¿Sólo Sacchan puede? – Chiaki tragó saliva y arrugó el ceño pero no respondió. – Así que… a Sacchan le gustas… - comentó esperando una confirmación de él.

-          Así parece- respondió seco en un susurro. Volvió a suspirar, oírlo de su boca dolía.

-          Y a ti…

-          Sora, es tarde, duerme por favor. – asintió, se acurrucó permitiéndose mirarlo mientras se volteaba para apagar la luz de la lamparita.

-          Chi…

-          ¿Qué?

-          Tus labios son muy suaves.

-       Cállate. – el batero rió por su vergüenza aprovechándose de la oscuridad para acercarse a él, pegándose a su cuerpo y rodeándole con los brazos.

-     Yo sí te quiero – le confesó permitiéndose hacer lo que quería. La respiración de Chiaki se aceleró pero no rompió el abrazo. Una parte de él se sintió asqueado de sí mismo por sólo hacerle sentir que él no lo quería, pero decírselo sería agrandar todo aquello y era lo que menos necesitaba. Se mantuvo quieto mientras Sora acomodaba su rostro bajo su cuello. – Chi… - susurró con cierto jubilo, no parecía querer decirle nada, sólo disfrutar de poder decir su nombre mientras lo abrazaba. Chiaki se enterneció pero también sintió con ello unas enormes ganas de llorar. Sora lo exponía, siempre lo hacía, le recordaba que deseaba lo que el común de la gente. – Mi Chi… - lo escuchó susurrar con un tono ronco más adormilado. Suspiró, y no pudo evitar enredar sus dedos en su cabello húmedo y acariciarlo, lo arropó más y continuó en ello, relajándolo. Los brazos de Sora lo abrazaron un poco más fuerte, con ilusión.

Continuó con sus caricias hasta que escuchó la respiración acompasada de Sora y se alejó un poco de él para confirmar que dormía, en cuanto lo hizo, se zafó con suavidad de su abrazo para poder recostarse más abajo, a su altura, y así poder cubrirse hasta los hombros con las colchas... y de pasó quedar más cerca de su rostro. La luz era poca, pero en cuanto se acostumbró a ella le pareció suficiente, podía contemplar sus facciones sin problemas. Levantó la mano a la altura de su cara y dejó sus dedos acariciar el rostro del batero rozando con suavidad su frente, bajando por su nariz, tocando la curvatura de sus labios, acariciando el mentón y luego las mejillas, pasar sobre los parpados cerrados hasta finalmente volver a sus labios.

-          Tus labios también son muy suaves… - susurró tan bajo que apenas se pudo oír así mismo. Pensó en que se moría de ganas por hacerlo, pero sabía que no debía – De todas maneras no sabrá… - pensó antes de acercarse a él y darle un suave beso en la comisura de los labios. Se alejó mordiéndose el labio inferior aguantándose las ganas por hacer aquello en el labio del batero o lo despertaría, luego besó la punta de su nariz de manera impulsiva.

“Maldita sea...”, pensó autoreprochándose. Sora se removió y se volvió a pegar a él abrazándolo.

-    Chi… - balbuceó. El vocal abrió los ojos con miedo de que hubiera estado despierto, pero escuchó sus ronquidos sólo un par de segundos después.

-   Que susto me diste… - susurró otra vez. Intentó acomodarse pero tenía tan pegado a Sora a su pecho que le costó encontrar una posición placentera para dormir. Finalmente optó por deshacerse de su abrazo y sólo dormir pegado a él.

Despertó con el sonido de un ave cantando demasiado temprano para su gusto, entonces bostezó estirándose, encontrándose con Sora pegado a su espalda. ¿En qué momento se había volteado? No lo sabía pero le resultó agradable la sensación de sus piernas enredadas en las suyas. De mala gana se levantó de la cama y se dirigió al ave que estaba demasiado despierta.

-          ¿Te sientes mejor? – balbuceó en un tono muy bajo. La tomó entre sus manos como la noche anterior y la llevó al baño para volver a lavar su herida, volvió a cortar vendas para luego de acomodárselas y esta vez la llevó hasta el balcón para dejarla partir. – Nos veremos pronto, supongo.
 
En cuanto abrió las manos, el pequeño pájaro emprendió vuelo como si hubiera entendido sus palabras. Chiaki se sintió satisfecho consigo mismo. 

En cuanto volvió a su habitación observó a Sora durmiendo plácidamente, se había acomodado en medio de la cama con los brazos alzados y un pie fuera de las colchas... Chiaki suspiró. Le parecía infantil y detestaba la ternura que sentía cada vez que lo miraba, le hacía sentir débil. Se subió a la cama donde se acomodó en un rincón lejos de él, tomó su celular y  observó la hora, eran las 8 de la mañana, podía seguir durmiendo, pero con Sora allí no quería porque le gustaba mirarlo. Entonces pensó en que podía tomarle fotos para mirarlas después. Le tomó tres de diferentes ángulos y luego volvió a recostarse. Se rió de su pequeña travesura. Sin notarlo volvió al mensaje de Saz.

“¿Podríamos vernos? Tal vez ir al cine…”

Bufó pensando en ello…  Saz no era vulnerable como Sora. Podía defenderse, podía alejarlo cuando quisiera y tal vez era mejor opción usar su tiempo con él. Le respondió:

“¿Vamos a una obra de teatro? Hay un teatro nuevo cerca del estudio, tiene función todos los viernes. Y tiene menos gente que el cine.” La idea del cine no le agradaba porque simplemente de forma inconsciente vinculaba las películas a Sora.

Envió el mensaje, y al notar que tenía hambre se levantó a prepararse el desayuno. Sora se estiró al escuchar sus pasos, pero adormilado volvió a acurrucarse para continuar durmiendo. De pronto abrió los ojos asustado al notar en donde estaba. Recordaba un poco de la noche anterior pero no todo.

-          Mierda… - el celular de Chiaki sonó indicando un mensaje. Sora no lo pensó y lo tomó para leerlo incluso dormido.

“El Viernes a las 10 está perfecto… ¿Así que prefieres estar a solas conmigo?”

Soltó el celular sentándose en la cama molesto. Con horror, la imagen de Saz besando a Chiaki apasionadamente llegó a su mente y necesitó despeinar sus cabellos nuevamente para alejar esos pensamientos.

-          Te odio Chiaki – susurró con rostro triste.

-    ¿Ah? ¿Y ahora qué hice? – le dijo mientras llevaba la bandeja de desayuno hacia la cama. El batero no lo miró, permaneció con el semblante molesto y la mirada baja. - ¿Qué es lo que te pasa ahora? – no pudo evitar reír al verlo enfadado - ¿Es que sigues ebrio?

-    Te llegó un mensaje. – Chiaki cambió de expresión inmediatamente pues ya no era divertido. Dejó la bandeja en la cama para tomar su celular y su rostro palideció cuando lo leyó - ¿Ya se besaron? – le preguntó queriendo sonar enfadado pero no le resultó, simplemente sonaba herido. – O es que ya… - lo miró a los ojos. El vocal se repuso enfadándose por las explicaciones que le estaba pidiendo.

-          ¿Y a ti qué te importa?

-          Sabes por qué me importa. ¿Por qué me besaste en el camarin? – le exigió saber. Chiaki pestañeó un par de veces, la pregunta lo pilló desprevenido.

-          No lo sé…

-          Sí lo sabes. Tú no eres del tipo que va por allí repartiendo besos…

-      ¿Y qué sabes tú? – pensó en una idea fugaz para defenderse de Sora - ¿Acaso no te has dado cuenta que he sido igual con Sacchan? ¿Por qué crees que eres diferente? Siempre piensas lo mismo, que somos amigos o que somos algo más… Pero no Sora. Somos compañeros de la misma banda nada más. Tal vez un poco cercanos... pero no existe nada más. ¿Por qué no lo entiendes?

El batero lo miró unos segundos sin creerse lo que le había dicho mirándolo a los ojos, pestañeando para evitar que la humedad de sus ojos aumentara.

-          Bien, tienes razón... – intentó contener la voz pero no pasó desapercibido para Chiaki que le habían dolido sus palabras – No te conozco como creía.

Se puso de pie y salió de la habitación, fue hasta el baño por su ropa que notó toda estaba mojada menos el abrigo que se puso, y luego fue hasta la puerta para ponerse los tenis. Vio a Chiaki contemplarlo desde dentro de su habitación pero no lo detuvo, aunque él quería que lo hiciera, sabía que no lo haría. Finalmente salió por la puerta.

-          Yo nunca te diría algo así… - susurró mientras se limpiaba los ojos antes de tomar el camino de vuelta a casa.


lunes, 19 de agosto de 2019

Fan fic: Bird Wings - Capítulo 8: Alas




Sora llegó a su casa deprimido, detestando la esperanza que crecía con las palabras de Sakura ya que siempre traía consigo ilusiones, y con ello, también el miedo de que jamás se realizaran.  Y a pesar de su emoción al pensar en que Chiaki tenía sentimientos por él, no lograba quitar de su mente la imagen del vocal permitiendo que Saz tomara su mano. Los celos lo deprimían.

-          Agh... – se desordenó el cabello en un acto de desesperación buscando así espantar sus pensamientos - ¿Por qué Sacchan? ¡No quiero tener que verlos juntos en los ensayos, no quiero! – el batero, estresado, se arrojó en el sofá, cuando de pronto escuchó un pequeño sonido, un golpecito que a penas y lograba causar un pequeño picoteo. Observó la ventana buscando el origen y notó el pequeño pájaro golpeándola.  – Oh… se parece al pájaro del otro día…  - el batero se acercó, y cuando intentó abrirla el ave intentó meterse por el orificio de la ventana aún no abierta del todo, pero en un descuido Sora la dejó caer haciendo que se cerrara y lastimara al ave en su pata. – Mierda – el ave se fue con rapidez del lugar – Oh no… pobrecillo, lo que me faltaba… Tengo el infierno ganado.



Chiaki leyó el mensaje de texto de Saz y volvió a cruzarse de brazos en el balcón de su departamento mientras sostenía con fuerza el celular en su mano.

“¿Podríamos vernos? Tal vez ir al cine…”, suspiró, creyó que era mejor ser directo que sólo dejarle esperando. Recordó lo que había sucedido cuando dejó que tomara su mano, sabía que Sora lo vería y con ello se alejaría de él. Pensó en que probablemente debía estarlo odiando en aquel preciso instante.

-          ¿Eso quiero? ¿Qué me odie? – puso mala cara. Sabía en el fondo que la simple idea le hacía temblar, no quería realmente su rechazo. Un canto conocido le llamó la atención, volteó y observó a la lastimada ave intentando equilibrarse al apoyarse en el balcón con una sola pata. – Estás lastimado… - el ave, como si le entendiera, miró en sus ojos y el vocal sintió que le pedía ayuda. Chiaki pensó en atraparla, pero estaba seguro de que no podría y sólo la asustaría, sin embargo debía intentarlo. Estiró sus manos con cuidado y lentitud hacía ella y como si esta lo hubiera comprendido todo, se dejó atrapar sin esfuerzo por las suaves manos que la rodeaban y la levantaban. Chiaki la llevó dentro. -  No sé qué hacer… veamos… - la llevó hasta el bañó en donde guardaba un boquitin de primeros auxilios y limpió la herida con suero, luego cortó una venda en miniatura y se la colocó en la pata. El ave permaneció muy quieta, a ratos temió ser picoteado pero eso no ocurrió. – Pareciera que me entendieras… y hasta me miras… Tal vez seas un espíritu que se adueñó del cuerpo de un pájaro. – Chiaki lo miró con duda, se rió de sí mismo – Si… a veces ver muchas películas daña un poco… - le habló.

Desocupó un baúl de plástico en donde guardaba hojas y le hizo agujeros para dejar al ave reposar allí por unas horas, luego le improvisó una cama con ramas que alcanzó del árbol que estaba cerca del balcón. El pequeño pájaro se acomodó afirmándose con sus patas de una de ellas.

-          Iré a comprar comida para aves… ya vuelvo amigo. – le dijo antes de salir de casa con algo de prisa.






Sora abrió la segunda botella de whisky.

-          ¿Qué tiene Saz que no tenga yo...? – se preguntó totalmente ebrio mientras intentaba con dificultad abrocharse las agujetas de sus tenis, lo cual no consiguió – Chi… ¿Por qué dejaste que te tocara? A mí nunca me has tomado la mano de aquella manera…  menos frente a los demás. Tal vez te avergüenzas de mí... – continuó divagando en su ebriedad - ¿De verdad sientes algo por mí? – le habló a un espacio vacío, como si el vocal estuviera allí - ¿Por qué me besaste? – de pronto se puso de pie – Me dirás en mi cara el por qué me besaste- se arrastró hasta la puerta, tomó su abrigo y salió de su casa.


   Caminó en dirección al departamento de Chiaki a paso lento chocando con cuanta persona y árbol se topara. En una maniobra completamente borracha, decidió acortar camino por la playa, dificultándole con notoriedad caminar con el paso pesado que ocasionaba la arena, pero obstinado no se detuvo. Cuando pasó por la zona de pesca estuvo seguro que no faltaba mucho para llegar al sector donde Chiaki vivía, pero resbaló cerca de un bote y en la oscuridad cayó dentro de un enorme balde que tenía dentro el agua con la que lavaban los mariscos recogidos para la venta. El olor lo golpeó fuerte causándole náuseas.

-          Mierda… Si eso es pagar por mis pecados creo que ya es demasiado… - ebrio intentó escapar del balde pero volvió a caer, golpeándose esta vez las rodillas con las conchas vacías de almejas. – Asco… asco… - con mala cara logró levantarse de allí y a rastras salir de la playa.



Chiaki estaba concentrado escribiendo y grabando la melodía en teclado, si bien no era su fuerte, lograba dar con los tonos que necesitaba para luego trabajarlos en el estudio. Había alimentado el ave y ésta ya parecía dormir.

-          Ya son las tres y media… - dijo luego de bostezar notando su nivel de sueño. Volvió a contemplar el mensaje de Saz y se preguntó si estaría bien contestar a esas horas, finalmente no lo hizo. Apagó la luz de la lámpara del escritorio para luego meterse en la cama, cerró los ojos, no iba a pensar en nada, el cansancio se lo llevaría en pocos segundos. Pero un par de golpes en la puerta le hicieron reaccionar. - ¿Qué mierda? – se medio sentó en la cama sin estar seguro de que los había escuchado hasta que se repitieron, esta vez sonando mucho más fuerte. Se levantó sintiéndose algo aturdido y bastante molesto,  no se podía imaginar quién lo molestaría a aquellas horas. Abrió la puerta con fuerza preparado para enfrentar a quien fuera, pero en cuanto lo vio, la sorpresa le comió el enfado – Sora… - el batero estaba allí de pie con los ojos rojos, apenas si se podía sostener y de él desplegaba un olor colosal. - ¿Por qué… por qué hueles tan mal? – Chiaki notó que estaba ebrio por la manera en que la se sostenía.

-          ¿P-por qué hu-huelo mal? ¿Saz hu-huele mejor que yo? – dijo de pronto arrastrando las palabras.

-          Cualquiera huele mejor que tú en este momento – abrió más la puerta para dejarlo entrar pero Sora a penas si caminaba, por lo que se arrojó a él y lo abrazó depositando todo el peso de su cuerpo en Chiaki mientras se quitaba los zapatos a empujones entre sus pies – Mierda, ¿qué haces? ¡Me vas a tirar al suelo!

-          Chi, quería verte... – le dijo totalmente ebrio.

-          ¿¡Qué haces!? – el vocal intentó sostener el peso de su cuerpo pero en cuanto intentó caminar un poco para arrojarlo al sofá, piso mal y ambos cayeron al piso. Sora rió sin poder ponerse de pie.

-          Estoy mareado – se quejó con una expresión de dolor, Chiaki se puso de pie y se alejó de él.

-          Hueles a pescado… 

-          ¡Tú eres un tiburón! – le gritó Sora de pronto haciéndolo dar un pequeño salto.

-          ¿Qué haces? No grites… despertarás a los vecinos…

-          Te comes todo… No dejas nada… - susurró más bajo observándolo con ojos triste desde el suelo. Chiaki lo observó mientras decía aquello y en el fondo sintió culpa. Aquello era justamente lo que quería evitar – Nada…  Ah… voy a vomitar…

-          No, no, no. De pie - el vocal intentó levantarlo y con bastante dificultad lo logró – Aguántate hasta llegar al baño  - cruzó el brazo de Sora por sobre sus hombros arrastrándolo– Debería darte vergüenza ponerte en esta situación a ti mismo, y más aún venir hasta mi casa y obligarme a cuidar así de ti. – lo regañó, Sora hizo un sonido y supo que era cuestión de segundos para que vomitara, apuró el paso hasta que finalmente lo puso frente al inodoro justo a tiempo.

-          Aaah… - se quejó Sora entre arcadas. Chiaki se sentó en la bañera y lo miró, a rato se inclinaba un poco para sostener su espalda frente al inodoro. Suspiró, no le agradaba la situación, se dijo así mismo que no era simple lástima lo que le ocurría en cuanto lo veía, quería protegerlo y ese sentimiento le era extraño y difícil de reconocer como propio. – Aah… duele mi estómago…

-          Estas vomitando no dándote un masaje en un spa. – el vocal notó la rudeza de sus palabras y se planteó así mismo hacer un esfuerzo por evitarlas. Sora hizo un puchero – Bien, tendrás que darte un baño – Chiaki comenzó a llenar la tina mientras el batero parecía no comprender que hacía. Fue por toallas limpias y luego volvió dispuesto a poner de pie a Sora y desnudarlo. – Vamos chico de pie, quítate la ropa.

-          No – le dijo enfadado de pronto como ebrio odioso.  Chiaki colocó los ojos en blanco – Entonces lávate los dientes – buscó en el botiquín un cepillo nuevo  y se lo tendió, Sora usó toda su concentración en cepillarse. El vocal corroboró que el agua estuviera tibia. – Ya está – dijo en cuanto terminó de enjuagarse la boca, aún mantenía el gesto enfadado, el vocal lo miró y lo tomó por la fuerza empujándolo hacia la tina - ¡No quiero! ¡Suéltame!

-          ¡Métete ya! ¡Hueles asqueroso! – lo abrazó y lo empujó con toda su fuerza hasta hacerlo caer dentro de la tina, pero cayó con él.

Ambos se quedaron quietos. Chiaki notó como Sora se acomodó relajando la postura y lo miró sonreír con los ojos cerrados. De pronto comenzó a quitarse la ropa ya mojada, solo, sin que el vocal le dijera una palabra.

-          ¿Eres un ebrio o un niño? – Sora lo ignoró quitándose la camisa, luego removió su cadera para quitarse el cinturón. Chiaki lo miró sin estar seguro de qué hacer, ya estaba mojado, lo más lógico era tomar un baño también, pero se avergonzaba de desnudarse – Qué importa… - dijo para sí mismo – De todas maneras estás ebrio.

Se puso de pie y se quitó el pantalón junto con los calcetines. Observó a Sora inclinándose, levantando la cintura para quitarse los pantalones y la ropa interior de un tirón. Chiaki se rió, aunque se lo hubieran contado mil veces jamás hubiera creído que se bañaría desnudo en la misma tina con Sora. Cuando ambos estuvieron desnudos se acomodaron cada uno  a un lado de la bañera. Sora permaneció con los ojos cerrados, con una sonrisa ebria, mientras Chiaki permaneció en silencio observándolo.

Suspiró.

No podía evitar pensar en lo mucho que le gustaba aquel chico y como usualmente era el foco de su atención, pero mantendría su postura de resistirse a causarle daño, sin embargo una parte de él quería disfrutar de aquel momento que le parecía íntimo aunque le avergonzara notarlo.

-          ¿Cómo terminaste oliendo tan mal? – le preguntó mientras lo miraba. Sin percatarse sus ojos lo estudiaron a detalle, sus músculos mojados le causaban un interés vergonzoso para él.

-          Un balde con agua sucia me atacó. – Chiaki rió fuerte.

-          ¿Cómo que te atacó? – él asintió y no dijo nada más, el vocal sintió unas fuertes ganas de acercarse a él para apretarle las mejillas, obviamente se contuvo. – Ah, ten, coloca shampoo en tu cabello – colocó un poco en su mano y luego le tendió el envase al batero que lo tomó pero no hizo nada con el, sólo lo sostuvo mientras volvía a cerrar los ojos. Chiaki se lavó el cabello produciendo espuma con sus dedos mientras refregaba - ¿Disfrutas el agua caliente, no? – Sora volvió a asentir y el vocal bufó – Eres un niño. Oye… lávate el cabello… - el batero lo ignoró y Chiaki terminó por acercarse a él, quitarle el envase y colocando shampoo en su mano para luego refregarlo en su cabello. Sora permaneció con los ojos cerrados y abrió las piernas para permitir que Chiaki se arrodillara y le lavara el cabello. Mientras lo hacía no pudo evitar sentir pudor por la cercanía, nunca estuvo tan cerca de un hombre desnudo y aquello le puso nervioso. Aunque confiara en Sora, parte de su mente que siempre apelaba a la autoprotección tenía cierta alarma de amenaza al acecho.

Terminó de refregarle el shampoo en el cabello y prosiguió a enjuagárselo con una cubeta pequeña. Se levantó aún más para enjuagar con dedicación la nuca de Sora desde su postura, entonces sintió un dedo de Sora pinchar bajo su abdomen, aquello lo hizo dar un salto.

-          ¿Qué haces? – le preguntó inclinándose un poco hacía él, pero Sora recostó la cabeza en su pecho. El vocal notó que el agua no le cubría la entrepierna e intentó agacharse de a poco con vergüenza, sentía que Sora lo miraba.

-          Tienes vellos pequeños – le dijo de pronto en un susurro, Chiaki rió nervioso.

-          Eso es lo más extraño que me han dicho con respecto a mi cuerpo. – Sora levantó la mirada viéndolo directamente a los ojos. Chiaki le mantuvo la mirada enternecido.

-          Me gustas – le dijo de pronto, en una voz clara, diferente al tono ebrio que había utilizado un momento atrás. Chiaki se sintió temblar y se sentó en la bañera mientras lo miraba con cierta expresión triste. Sentía que no podía mentirle a sus ojos, pero se armó de fuerza para no decir ni una palabra. Sora espero que dijera algo pero cuando notó que no lo haría observó el agua con tristeza, luego sus manos mojadas, se preguntó que había de malo con él que a Chiaki no le gustaba.

-          ¿Me enjuagas el cabello? – Sora lo miró dudoso, Chiaki le apuntó la espuma en sus mechones. El batero asintió y se movió ya más despierto hasta él y comenzó a enjuagarle con la cubeta de la misma manera en que lo había hecho el vocal. Los dedos de Sora eran un poco torpes por lo que se concentró en dar toques suaves en la cabellera del más pequeño. Cuando lo miró, Chiaki tenía los ojos cerrados y lucía tan tranquilo como aquella vez que despertaron juntos. Observó sus labios, siempre le parecieron bonitos, hipnotizantes. Se agachó un poco observando su boca… temió de no atreverse, pero el alcohol en su sangre le dio la fuerza que necesitaba, entonces lo besó... un suave y corto beso fue el aviso de lo que deseaba hacer con su boca. Chiaki abrió los ojos sorprendido pero no negado a ello, lo miró a los ojos. Sora esperó su permiso y el vocal lo supo en la manera en que lo contemplaba, finalmente cerró los ojos cediendo. Sora no lo pensó y volvió a tomar sus labios, sus manos rodearon las mejillas del vocal y levantaron su rostro hasta su dirección, para profundizar el beso. Chiaki mantuvo sus manos tomadas bajo el agua, negándose a tocarlo y entregarse más a él.

“Cautela”, le pedían sus miedos. 

 Sora mordió su labio antes de despegar del todo sus bocas, aún se sentía sumergido en la sensación del beso cuando abrió los ojos y notó que Chiaki aún no los abría. Entonces buscando una distracción antes de algún arrepentimiento de su parte, tomó la esponja y colocó jabón en ella, comenzó a refregarla por el hombro del vocal. El más pequeño abrió los ojos.

-          Lávate tú… - le susurró con voz triste sin mirarlo a los ojos – Te esperaré en la cama.

Sora lo observó levantarse de la bañera sin intención de cubrirse, tomó una toalla y se la puso sobre los hombros. Lo vio caminar desnudo hasta salir del baño. Se quedó allí algo confundido y con un par de miedos, no sabía si había hecho mal con besarlo, pero la sensación de su boca le dijo que al menos no se arrepentiría de nada luego.

Kanojo wa Uso wo Aishisugiteru ~ por De Lenfent



“Kanojo wa Uso wo Aishisugiteru”, “The liar and his lover” o “El mentiroso y su amante”, es una película de romance estrenada el 14 de Diciembre del 2013 la cual fue basada en el manga del mismo nombre de Aoki Kotomi.

Nos cuenta la historia de amor entre un ingeniero de sonido de 25 años y una estudiante de 16 años con una voz impresionante. Aki (Takeru Satoh) pertenece a una popular banda de la cual decide salirse luego de enterarse de como es el manejo en la industria. Una tarde mientras Aki tararea una canción Riko (Ohara Sakurako) lo escucha y queda enamorada a primera impresión de él. Poco a poco ambos amantes comienzan a frecuentarse, Riko sin saber nada más que aquel muchacho es un Neet (persona que no estudia ni trabaja) decide seguir conociéndole, de esta forma Aki esconde su verdadera identidad.

En palabras simples de esto trata la película, pero ustedes pueden decir ¿qué tiene de especial? Simplemente es un dramón adolescente como sólo japón suele darnos ¿no? Y puede que sea verdad.

¿Qué fue lo que me atrapó de esta película? Bueno, es una historia que nos enseña una banda musical por lo cual la música obviamente no puede faltar, la banda sonora es muy buena, todas las canciones a lo largo de la película pueden hacerte clic, desde lo absurdas y reales que pueden ser, como lo dolorosas y llegadoras al corazón.

Otra parte es la química entre Satoh y Ohara, en aquel entonces Satoh tenía 24 años y Ohara era una niña de 17 años, la conexión que me hicieron sentir, la dulzura con la que interpreto Ohara a Riko, la indiferencia en la que Satoh presento a Aki; es que los papeles había quedado como anillo al dedo.

La producción fue muy buena, los escenarios también y la escena final me llenó de dicha el corazón a manera visual (y claro sentimental).

¿Y cuál fue el clic con el protagonista?

Como mencioné al inicio Takeru Satoh es mi actor favorito y esta fue de mis primeras películas (sino la primera de él en donde no encarnaba a Kenshin) en donde pude ver una faceta de actor diferente en él. Mencioné la indiferencia del personaje, la frialdad con la que principalmente interactúa con ella y la mentira que sobrelleva en la película por alguna razón me hizo idealizarlo como la pareja perfecta ¿absurdo no? porque ¿Quién quiere a un mentiroso de pareja? Bueno…tal vez yo.  A lo largo de la película me hizo empatizar con su sentir, con sus frustraciones… quisiera contar más, pero decir más es contar la historia y a nadie le gusta que le arruinen una película.

Con esto concluyo mi primer post, fue un poco largo, pero espero haya llegado hasta acá y si no conocen al actor o no han visto la película, espero que mis sentimientos hayan llegado hacía ustedes y una pequeña espinita esté presente, molestando para que corran y vean la película porque estoy segura de que no se van a arrepentir.

Les dejo el tráiler para que la espinita crezca y deseen sacársela viendo la película.







Nos leemos luego.


ーじゃあ、また。