Al día siguiente Chiaki volvió a llamarle al móvil
por la mañana. Pensaba en hablar con él antes del ensayo, pero su celular
estaba apagado. Y como nunca antes había ocurrido, Sora se ausentó al ensayo.
Tampoco lo vio momentos antes del concierto. Chiaki pensó que simplemente estaba encerrado en su camarín sin ganas de verlo, por lo que no fue a revisar, creyó que lo mejor era darle espacio.
Tampoco lo vio momentos antes del concierto. Chiaki pensó que simplemente estaba encerrado en su camarín sin ganas de verlo, por lo que no fue a revisar, creyó que lo mejor era darle espacio.
Estaban listos para comenzar. Se formaron de la
forma habitual pero Sora aún no aparecía.
- Chicos,
tenemos un problema...– el manager les llamó con gesto preocupado.
- ¿Qué?
– Chiaki le respondió, entonces solo se dirigió a él.
- Sora…
no ha llegado. – no supo qué decir ni tampoco estaba seguro de qué pensar.
- ¿Le
habrá sucedido algo? – preguntó Saz.
- Tal
vez se quedó dormido… Esto es muy extraño en él. – Miyako observó a Chiaki como esperando que este estuviera de acuerdo con él, pero no fue así.
- ¿Cuánto
más podemos esperarlo? – pregunto serio, visiblemente molesto. Esperaba
que Sora no hiciera ese tipo de cosas para llamar la atención.
- Diez
minutos como máximo – respondió otro staff.
- ¿Y
por qué nos avisan esto ahora?
- Lo sentimos,
no queríamos molestarlos antes, pensamos que Sora solo llegaría retrasado.
- ¿Lo
llamaron a su celular? – le preguntó Saz al staff.
- Apagado.
– suspiraron. Chiaki se paseó inquieto, entonces se preguntó, ¿y si le había
sucedido algo?
- ¿Y
fueron a buscarlo a su casa? – interrumpió Miyako.
- De
allí vengo… - le dijo el staff - Nadie abrió la puerta y por lo que vimos en
sus ventanas abiertas y su perro ladrando, no habían señales de vida humana
dentro. – Chiaki suspiró, ya estaba preocupado.
"Lamentamos
informar que el show de hoy debe cancelarse, lamentamos los inconvenientes,
pero es una urgencia de último momento. Sus entradas serán reembolsadas."
Chiaki se sentó detrás del escenario escuchando a la banda hablar con el staff mientras no dejaba de pensar en que era su culpa.
Chiaki se sentó detrás del escenario escuchando a la banda hablar con el staff mientras no dejaba de pensar en que era su culpa.
“Esto está pasando porque me involucré con él.
Sabía que le haría daño, lo sabía", se decía así mismo.
-
Llama a
Natsu – le decía Saz a su manager – Si alguien debe saber sobre Sora ese es él.
También llama a Sato, Miharu, Allen y Shohei.
-
¡Y a Sakura!
– interrumpió Miyako – Hace pocos días recibió una visita de él. – el manager
anotaba más y más personas a la lista de llamadas.
Chiaki se puso de pie y caminó hasta las afueras
del recinto. Encendió un cigarrillo y dio la primera calada con los ojos
cerrados, luego se agachó en el suelo, en frente de él se quedó de pie una
staff.
-
¿Qué quieres?
– le preguntó en un tono molesto, ella se agachó a su altura y le tendió un
café.
-
Hace frío. –
le dijo como explicación. Chiaki observó el vaso, era su café favorito. Lo
recibió sin decir una palabra y la chica lo volvió a dejar solo. Si quería
sentirse culpable, definitivamente frente a los demás no era una buena opción o
solo terminaría por preocupar aún más a la banda y al staff.
Chiaki bebió de la botella
directamente contrarrestando el frío que sentía en el balcón de su casa con el
alcohol que le quemaba la garganta.
No podía quedarse quieto, no
dejaba de preguntarse dónde estaba Sora y si efectivamente estaba bien. Tomó su
celular y llamó a su manager. Habían pasado varias horas desde la cancelación
del concierto, tal vez ya tendrían noticias, o aquello quería pensar.
-
Chiaki – dijo al atender la llamada.
-
¿Han tenido noticias de Sora?
-
No… aún nada, pensamos en que llegaría
al recinto pero ya es tarde, tal vez llegue directamente a su casa. Un staff
permanecerá aquí de todas formas.
-
Ya veo… Infórmame si sabes algo.
-
Lo haré.
-
Oye… - Chiaki sonó vacilante, su
manager lo notó.
-
Dime.
-
No importa la hora… si sabes algo de él, solo llámame.
-
Así será – prometió, el vocal le colgó.
De forma inconsciente buscó
entre los arboles su ya tan conocido amigo con alas, pero no lo encontró.
Suspiró. Sabía que no podría quedarse tranquilo hasta que supiera algo de Sora. ¿Y si le había ocurrido algo? ¿Y si por la molestia que sentía por su
acercamiento con Saz había cometido alguna estupidez? Se abrazó así mismo. Esperaba que donde fuera que estuviera, permaneciera sano.
-
No puedo quedarme aquí... – se dijo en voz
alta. Un par de gotas cayeron en su rostro, observó el cielo – Lo que faltaba…
lluvia. - se levantó y se preparó para salir, tomó su abrigo, se colocó sus
zapatos, y en cuanto abrió la puerta se encontró con la leve llovizna que
prometía ser más que eso. Decidió colocarse una bufanda, guardó un poco de
dinero en su bolsillo junto a su celular y luego salió al frío de la calle.
Tomó un taxi hasta la casa de Sora, estaba ansioso, pensó que si caminaba hasta
allí pero temió que tal vez apareciera mientras él estuviera de camino.
En cuanto llegó se encontró con
una silueta de pie frente a la puerta, no adivinó a simple vista quién era,
pero por su altura sabía que no era nadie de la banda como tampoco del staff.
En cuanto se acercó más, lo reconoció.
-
Chiaki – le dijo Sakura impresionado
cuando lo vio.
-
Oh… Ho-hola… - incómodo se inclinó un
poco para saludarlo con cierto respeto. Gracias a las muchas veces en que Sora
le había hablado del batero y sus cualidades, sentía una profunda admiración
hacia él, una que acababa de descubrir.
-
¿Viniste porque estabas preocupado por
Sora? – la pregunta lo pilló por sorpresa, no supo que responder. Se rascó la
cabeza nervioso y Sakura se rió despacio sin muchas ganas. – Yo también… pensé
en buscarlo, pero Natsu y un grupo de chicos lo está haciendo. Yo prometí
permanecer aquí.
-
Así que lo están buscando… debería ir
también… - pensó en voz alta, sabía que no podría quedarse quieto esperando.
-
Sí, tú conoces bien a Sora, tal vez
sabes de algún lugar a donde pudo haber ido. – el vocal lo miró dudoso.
-
No, no se me ocurre ningún lugar… No lo
conozco tanto… - Sakura tuvo la sensación de escucharlo realmente dolido al
decir aquello.
-
Claro que sí.
-
No… Yo no paso tanto tiempo con él como
Natsu o Satochi… o Shohei… incluso Nao. – se excusó. Sakura no pudo evitar
mirar a Chiaki como un niño, de la misma manera en que miraba al batero.
-
Compartir es una cosa banal, Sora
contigo es diferente, la manera en que lo conoces es como realmente es. –
Chiaki evitó mirarlo, le pareció incómodo que el batero le hablara en aquel
tono, sobre todo porque no podía responder a la defensiva o con burlas por el
respeto que le tenía. Como no respondió, Sakura continuó – No entiendo cómo
puedes rechazar a alguien como Sora – soltó con una pequeña risita, sabía que
sonaría entrometido pero creyó mejor sacrificar aquello - Considerando como se ha mostrado contigo… -
el vocal aclaró la garganta sin pretender decir nada aún – También está claro
que te ocurre lo mismo, espero tomes decisiones siendo consciente de ello o
solo lograrás que ambos terminen lastimados, sobre todo tú.
Chiaki permaneció con la cabeza agachada, sorprendido de lo mucho que sabía Sakura con respecto a ellos. Incómodo se frotó las manos con las piernas, de pronto escuchó unos pasos y volteó a
mirar, se acercaba alguien más, aquella silueta si era fácil de reconocer para
él.
-
¿Sacchan?
-
¿Y tú que haces aquí? – el bajista
llevaba un gran abrigo y un paraguas en la mano.
-
Lo mismo pregunto. Supongo que la culpa, ¿no? – le molestó el
bajista. Luego saludó respetuosamente a Sakura. Chiaki permaneció con la mirada
baja.
-
Ya que están los dos aquí – les llamó
el mayor – ¿Podrían intentar recordar si han hablado sobre algún lugar en específico
con Sora en este último tiempo?
-
¿Lugar? – Chiaki intentó hacer memoria.
– No, creo que no…
-
Yo ayer por la noche le hablé de la
playa donde sueles ir – Saz miró a Chiaki sin darle mucha importancia a aquella
información realmente. El vocal dudó.
-
Iré a buscarlo, por favor llámenme si
llega aquí o si saben algo. – Sakura asintió en su dirección, al vocal le
pareció que el mayor le miraba esperando mucho de él y aquello le incomodó, agrandaba aún más la culpa bajo la fuerte lluvia mientras corría en busca de un
taxi que lo llevara hasta la zona costera.
La lluvia
arremetía con fuerza en las olas que tapaban la mitad de la usual playa. La
marea había subido tanto que había hecho de la poca arena visible un lugar poco
confiable para acercarse. De pronto un ave se posó volando sobre él.
-
Tú… - susurró. Bien sabía que no era
normal que un gorrión volara bajo la lluvia, menos específicamente el mismo pájaro
que solía ver en el balcón de su casa. El ave voló hasta la roca lejana que
Chiaki solía observar y permaneció allí unos segundos. De pronto vio
algo moverse sobre la roca, una sombra de algo que no pudo identificar hasta que notó como gateaba alrededor de ella. Al comienzo pensó en un animal marino,
pero fue cosa de segundos para darse cuenta de que no lo era. - Mierda... no, no,
no, no… No puede ser que ese sea… - entonces la persona en la roca levantó una
mano en dirección a la playa pidiendo notablemente ayuda, la forma en la que
había movido su mano había dejado claro para Chiaki quién era. - ¡Sora, maldita
sea! – miró a todos lados buscando con la mirada alguien a quién acudir, pero no
había señales de gente cerca del lugar. Corrió hasta la zona de pesca y observó
a varios lugares pero no encontraba nada que pudiera ayudarlo. Tomó una soga
gastada de aquellas que usaban para amarrar los botes al puerto y volvió a
bajar hasta la playa - ¡Mierda! – respiró profundo, sabía cuanta era la
distancia desde la orilla hasta aquella roca, muchas veces se había subido en
ella en las tardes de verano, pero la fuerza de la marea le impedía realizar
aquel camino con demasiada confianza. Amarró un extremo de la soga a una roca
puntiaguda de la orilla y el otro extremo se lo amarró en la cintura dándole un giro como un cinturón de seguridad. – Bien, uno de mis miedos... – se
dijo así mismo casi gritando para escucharse mientras avanzaba por el agua que
le congelaba los músculos – Siempre fue morir ahogado... Pero morir al fin y al
cabo es lo mismo, la forma poco importa si el hecho es lo mismo… ¿no? – se
preguntó antes de arrojarse al mar. Se impulsó con toda la fuerza de la que fue
capaz mientras la marea lo arrastraba hacía adentro y le entumecía las
extremidades, luchó por no permanecer quieto ni dejarse llevar por ella, pero observó con cuidado como la roca se alejaba de él al ser arrastrado al lado
contrario. Nadó con fuerza para impulsarse por otra ola hasta que finalmente
logró entrar al espacio en donde las olas no reventaban, de todas maneras la
marea lo jalaba y lo estampó con fuerza contra la roca en donde estaba Sora,
este lo sujeto con toda la fuerza de la que fue capaz en cuanto lo divisó.
-
¡Chiaki! ¿Estás loco? - el batero lo jaló hasta él y lo tomó entre
sus brazos. El vocal estaba empapado y temblaba incluso más que Sora. – Ahora
seremos dos aquí, mierda Chi… - Sora intentó mirar el rostro del vocal en la
oscuridad del mar, podía ver sus labios un poco morados.
-
Estoy bien idiota – Chiaki se abrazó
a él mientras intentaba acomodarse en la roca resbaladiza que no tenía mucho
espacio para los dos – Me puedes decir, ¿qué haces aquí? – Sora vio la soga y
le sonrió, estaba gratamente sorprendido por la astucia del vocal.
-
Es una larga historia… Salgamos de
aquí primero o te vas a congelar.
-
Si… solo dame un segundo para
descansar… - el vocal miró a Sora empapado, se veía aún más blanco bajo la
suave luz de la luna, sus labios también tenían un color distinto. Notó que se
sujetaba con manos temblorosas - ¿Estás bien? – casi le gritó, el sonido del
mar retumbando las olas con las rocas los mantenían rodeados de sonidos
ensordecedores.
-
Solo algo fatigado… pero estoy bien.
-
¿Desde qué hora estas aquí?
-
De la tarde… - Chiaki colocó los
ojos en blanco, quería regañarle pero sabía que debía aguantarse.
-
Bien, escúchame, yo nadaré y tú
patalearás conmigo. – Sora lo miró preocupado, pero se sentía con tan poca
fuerza que sabía no podía ofrecer nada más.
-
¿Puedes llevarme? ¿No soy muy
pesado?
-
No estoy seguro, pero tenemos que
intentarlo o nos vamos a congelar aquí.
-
Chi… - Sora lo miró preocupado.
-
Tranquilo, tengo más fuerza de la
que crees – le dijo con una sonrisa forzada mientras apenas sentía los
músculos.
-
¿Y si esperamos que la tormenta
acabe?
-
¡Moriremos de hipotermia antes! – el
vocal pensó en amarrarlo a él con la cuerda pero tenía los dedos congelados y sabía
que no podría volver a realizar un nudo firme - Te vas a sujetar de mí con
toda la maldita fuerza de la que seas capaz y vas a patalear. ¿Esta bien? –
Sora asintió, entonces Chiaki se lanzó al agua – Mierda... – se le escapó con una mueca de
dolor, esperó a Sora que solo gimió al sentir el agua fría punzarle los músculos.
- ¡Sujétate con fuerza! – Sora se abrazó
del cuello del vocal y este comenzó a nadar hacía la orilla. El camino se le
hizo difícil a medida que las olas los jalaron en sentido contrario, por
primera vez en mucho tiempo sintió de aquel miedo que congelaba la mente. Sora
por su lado comenzó a sentir las extremidades dormidas al punto de no poder
sujetarse bien. Chiaki se impulsó con toda la fuerza que sus brazos tenían
hasta que con ayuda de otra ola logró ser llevado en el camino correcto.
Pero entonces Sora se soltó.
Pero entonces Sora se soltó.
El vocal dio media
vuelta para buscar al batero encontrándose con una ola que le reventó en el
rostro, arrastrándolo con fuerza hacía el lado izquierdo de la playa, lejos de
la salida y lejos del lugar en que Sora se había soltado. La cuerda lo jaló y
lo mantuvo sin ser llevado demasiado lejos. Observó para todos lados, pero solo
veía olas agitadas en medio de la oscuridad, no había señales del batero.
-
Mierda… mierda... ¡Sora! – gritó -
¡Sora! ¡Sora! Sora… Sora – a medida que hablaba perdía la voz a causa del frío. Comenzó a sollozar sin controlarse, no podía ver nada. De pronto la cuerda
comenzó a jalarlo y no entendía que sucedía hasta que notó que la dirección en
que lo jalaba era hasta la orilla. No lograba divisar bien el por qué, hasta
que se acercó aún más y notó que la silueta correspondía a Sora. El batero se
acercó al agua para ayudarlo a salir y Chiaki se le abalanzó en un
abrazo con la poca fuerza que le quedaba, comenzó a llorar. – Maldito… estabas
bien… - sollozó, el batero apenas si podía mantenerse en pie – Agh, me asusté demasiado – Sora miró a Chiaki limpiarse un par de lágrimas con el dorso de la
mano.
-
No es buen momento para maldecir –
intentó sonreír pero se sentía desvanecer del cansancio, ni podía mantenerse
en pie. Chiaki lo sostuvo colocando uno de sus brazos por sobre sus hombros.
-
Vamos a casa.