Sora llegó a su casa deprimido, detestando la esperanza que crecía con
las palabras de Sakura ya que siempre traía consigo ilusiones, y con ello, también el miedo
de que jamás se realizaran. Y a pesar de
su emoción al pensar en que Chiaki tenía sentimientos por él, no lograba quitar
de su mente la imagen del vocal permitiendo que Saz tomara su mano. Los celos
lo deprimían.
-
Agh... – se
desordenó el cabello en un acto de desesperación buscando así espantar sus
pensamientos - ¿Por qué Sacchan? ¡No quiero tener que verlos juntos en los
ensayos, no quiero! – el batero, estresado, se arrojó en el sofá, cuando de pronto escuchó
un pequeño sonido, un golpecito que a penas y lograba causar un pequeño
picoteo. Observó la ventana buscando el origen y notó el pequeño pájaro
golpeándola. – Oh… se parece al
pájaro del otro día… - el batero se
acercó, y cuando intentó abrirla el ave intentó meterse por el
orificio de la ventana aún no abierta del todo, pero en un descuido Sora la
dejó caer haciendo que se cerrara y lastimara al ave en su pata. – Mierda –
el ave se fue con rapidez del lugar – Oh no… pobrecillo, lo que me faltaba… Tengo el infierno ganado.
Chiaki leyó el mensaje de texto de Saz y volvió a cruzarse de brazos en
el balcón de su departamento mientras sostenía con fuerza el celular en su
mano.
“¿Podríamos vernos? Tal vez ir al cine…”, suspiró, creyó que era mejor
ser directo que sólo dejarle esperando. Recordó lo que había sucedido
cuando dejó que tomara su mano, sabía que Sora lo vería y con ello se alejaría
de él. Pensó en que probablemente debía estarlo odiando en aquel preciso
instante.
-
¿Eso quiero?
¿Qué me odie? – puso mala cara. Sabía en el fondo que la simple idea le hacía
temblar, no quería realmente su rechazo. Un canto conocido le llamó la
atención, volteó y observó a la lastimada ave intentando equilibrarse al
apoyarse en el balcón con una sola pata. – Estás lastimado… - el ave, como si le
entendiera, miró en sus ojos y el vocal sintió que le pedía ayuda. Chiaki pensó
en atraparla, pero estaba seguro de que no podría y sólo la asustaría, sin
embargo debía intentarlo. Estiró sus manos con cuidado y lentitud hacía ella y
como si esta lo hubiera comprendido todo, se dejó atrapar sin esfuerzo por las
suaves manos que la rodeaban y la levantaban. Chiaki la llevó dentro. - No sé qué hacer… veamos… - la llevó hasta el
bañó en donde guardaba un boquitin de primeros auxilios y limpió la herida con
suero, luego cortó una venda en miniatura y se la colocó en la pata. El ave permaneció
muy quieta, a ratos temió ser picoteado pero eso no ocurrió. – Pareciera que
me entendieras… y hasta me miras… Tal vez seas un espíritu que se adueñó del
cuerpo de un pájaro. – Chiaki lo miró con duda, se rió de sí mismo – Si… a veces ver muchas películas daña un poco… - le habló.
Desocupó un baúl de plástico en donde guardaba hojas y le hizo agujeros
para dejar al ave reposar allí por unas horas, luego le improvisó una cama con
ramas que alcanzó del árbol que estaba cerca del balcón. El pequeño pájaro se acomodó
afirmándose con sus patas de una de ellas.
-
Iré a
comprar comida para aves… ya vuelvo amigo. – le dijo antes de salir de casa con
algo de prisa.
Sora abrió la segunda botella de whisky.
-
¿Qué tiene
Saz que no tenga yo...? – se preguntó totalmente ebrio mientras intentaba con
dificultad abrocharse las agujetas de sus tenis, lo cual no consiguió – Chi…
¿Por qué dejaste que te tocara? A mí nunca me has tomado la mano de aquella
manera… menos frente a los demás. Tal
vez te avergüenzas de mí... – continuó divagando en su ebriedad - ¿De verdad
sientes algo por mí? – le habló a un espacio vacío, como si el vocal estuviera
allí - ¿Por qué me besaste? – de pronto se puso de pie – Me dirás en mi cara el por qué me besaste- se arrastró hasta la puerta, tomó su abrigo y salió de su casa.
Caminó en dirección al departamento de Chiaki a paso lento chocando con cuanta persona y árbol se topara. En una maniobra completamente borracha, decidió acortar camino por la playa, dificultándole con notoriedad caminar con el paso pesado que ocasionaba la arena, pero obstinado no se detuvo. Cuando pasó por la zona de pesca estuvo seguro que no faltaba mucho para llegar al sector donde Chiaki vivía, pero resbaló cerca de un bote y en la oscuridad cayó dentro de un enorme balde que tenía dentro el agua con la que lavaban los mariscos recogidos para la venta. El olor lo golpeó fuerte causándole náuseas.
Caminó en dirección al departamento de Chiaki a paso lento chocando con cuanta persona y árbol se topara. En una maniobra completamente borracha, decidió acortar camino por la playa, dificultándole con notoriedad caminar con el paso pesado que ocasionaba la arena, pero obstinado no se detuvo. Cuando pasó por la zona de pesca estuvo seguro que no faltaba mucho para llegar al sector donde Chiaki vivía, pero resbaló cerca de un bote y en la oscuridad cayó dentro de un enorme balde que tenía dentro el agua con la que lavaban los mariscos recogidos para la venta. El olor lo golpeó fuerte causándole náuseas.
-
Mierda… Si
eso es pagar por mis pecados creo que ya es demasiado… - ebrio intentó escapar del
balde pero volvió a caer, golpeándose esta vez las rodillas con las conchas vacías
de almejas. – Asco… asco… - con mala cara logró levantarse de allí y a rastras
salir de la playa.
Chiaki estaba concentrado escribiendo y grabando la melodía en teclado,
si bien no era su fuerte, lograba dar con los tonos que necesitaba para luego
trabajarlos en el estudio. Había alimentado el ave y ésta ya parecía dormir.
-
Ya son las
tres y media… - dijo luego de bostezar notando su nivel de sueño. Volvió a
contemplar el mensaje de Saz y se preguntó si estaría bien contestar a esas
horas, finalmente no lo hizo. Apagó la luz de la lámpara del escritorio para
luego meterse en la cama, cerró los ojos, no iba a pensar en nada, el cansancio
se lo llevaría en pocos segundos. Pero un par de golpes en la puerta le
hicieron reaccionar. - ¿Qué mierda? – se medio sentó en la cama sin estar
seguro de que los había escuchado hasta que se repitieron, esta vez sonando mucho
más fuerte. Se levantó sintiéndose algo aturdido y bastante molesto, no se podía imaginar quién lo molestaría a
aquellas horas. Abrió la puerta con fuerza preparado para enfrentar a quien
fuera, pero en cuanto lo vio, la sorpresa le comió el enfado – Sora… - el batero
estaba allí de pie con los ojos rojos, apenas si se podía sostener y de él
desplegaba un olor colosal. - ¿Por qué… por qué hueles tan mal? – Chiaki notó
que estaba ebrio por la manera en que la se sostenía.
-
¿P-por qué
hu-huelo mal? ¿Saz hu-huele mejor que yo? – dijo de pronto arrastrando las
palabras.
-
Cualquiera
huele mejor que tú en este momento – abrió más la puerta para dejarlo entrar pero Sora a penas si caminaba, por lo que se arrojó a él y lo abrazó depositando
todo el peso de su cuerpo en Chiaki mientras se quitaba los zapatos a empujones
entre sus pies – Mierda, ¿qué haces? ¡Me vas a tirar al suelo!
-
Chi, quería
verte... – le dijo totalmente ebrio.
-
¿¡Qué
haces!? – el vocal intentó sostener el peso de su cuerpo pero en cuanto intentó
caminar un poco para arrojarlo al sofá, piso mal y ambos cayeron al piso. Sora
rió sin poder ponerse de pie.
-
Estoy
mareado – se quejó con una expresión de dolor, Chiaki se puso de pie y se alejó
de él.
-
Hueles a
pescado…
-
¡Tú eres un
tiburón! – le gritó Sora de pronto haciéndolo dar un pequeño salto.
-
¿Qué haces?
No grites… despertarás a los vecinos…
-
Te comes
todo… No dejas nada… - susurró más bajo observándolo con ojos triste desde el
suelo. Chiaki lo observó mientras decía aquello y en el fondo sintió culpa.
Aquello era justamente lo que quería evitar – Nada… Ah… voy a vomitar…
-
No, no, no.
De pie - el vocal intentó levantarlo y
con bastante dificultad lo logró – Aguántate hasta llegar al baño - cruzó el brazo de Sora por sobre sus
hombros arrastrándolo– Debería darte vergüenza ponerte en esta
situación a ti mismo, y más aún venir hasta mi casa y obligarme a cuidar así de
ti. – lo regañó, Sora hizo un sonido y supo que era cuestión de segundos para
que vomitara, apuró el paso hasta que finalmente lo puso frente al inodoro justo a
tiempo.
-
Aaah… - se
quejó Sora entre arcadas. Chiaki se sentó en la bañera y lo miró, a rato se
inclinaba un poco para sostener su espalda frente al inodoro. Suspiró, no le
agradaba la situación, se dijo así mismo que no era simple lástima lo que le
ocurría en cuanto lo veía, quería protegerlo y ese sentimiento le era extraño y
difícil de reconocer como propio. – Aah… duele mi estómago…
-
Estas
vomitando no dándote un masaje en un spa. – el vocal notó la rudeza de sus
palabras y se planteó así mismo hacer un esfuerzo por evitarlas. Sora hizo un
puchero – Bien, tendrás que darte un baño – Chiaki comenzó a llenar la tina
mientras el batero parecía no comprender que hacía. Fue por toallas limpias y
luego volvió dispuesto a poner de pie a Sora y desnudarlo. – Vamos chico de
pie, quítate la ropa.
-
No – le
dijo enfadado de pronto como ebrio odioso.
Chiaki colocó los ojos en blanco – Entonces lávate los dientes – buscó
en el botiquín un cepillo nuevo y se lo
tendió, Sora usó toda su concentración en cepillarse. El vocal corroboró que el
agua estuviera tibia. – Ya está – dijo en cuanto terminó de enjuagarse la boca,
aún mantenía el gesto enfadado, el vocal lo miró y lo tomó por la fuerza
empujándolo hacia la tina - ¡No quiero! ¡Suéltame!
-
¡Métete ya!
¡Hueles asqueroso! – lo abrazó y lo empujó con toda su fuerza hasta
hacerlo caer dentro de la tina, pero cayó con él.
Ambos se quedaron quietos. Chiaki notó como Sora se acomodó relajando la
postura y lo miró sonreír con los ojos cerrados. De pronto comenzó a quitarse
la ropa ya mojada, solo, sin que el vocal le dijera una palabra.
-
¿Eres un
ebrio o un niño? – Sora lo ignoró quitándose la camisa, luego removió su cadera
para quitarse el cinturón. Chiaki lo miró sin estar seguro de qué hacer, ya
estaba mojado, lo más lógico era tomar un baño también, pero se avergonzaba de
desnudarse – Qué importa… - dijo para sí mismo – De todas maneras estás ebrio.
Se puso de pie y se quitó el pantalón junto con los calcetines. Observó
a Sora inclinándose, levantando la cintura para quitarse los pantalones y la
ropa interior de un tirón. Chiaki se rió, aunque se lo hubieran contado mil
veces jamás hubiera creído que se bañaría desnudo en la misma tina con Sora.
Cuando ambos estuvieron desnudos se acomodaron cada uno a un lado de la bañera. Sora permaneció con
los ojos cerrados, con una sonrisa ebria, mientras Chiaki permaneció en silencio
observándolo.
Suspiró.
No podía evitar pensar en lo mucho que le gustaba aquel chico y como
usualmente era el foco de su atención, pero mantendría su postura de resistirse a
causarle daño, sin embargo una parte de él quería disfrutar de aquel momento
que le parecía íntimo aunque le avergonzara notarlo.
-
¿Cómo
terminaste oliendo tan mal? – le preguntó mientras lo miraba. Sin
percatarse sus ojos lo estudiaron a detalle, sus músculos mojados le causaban
un interés vergonzoso para él.
-
Un balde con
agua sucia me atacó. – Chiaki rió fuerte.
-
¿Cómo que te
atacó? – él asintió y no dijo nada más, el vocal sintió unas fuertes ganas
de acercarse a él para apretarle las mejillas, obviamente se contuvo. – Ah, ten,
coloca shampoo en tu cabello – colocó un poco en su mano y luego le tendió el
envase al batero que lo tomó pero no hizo nada con el, sólo lo sostuvo mientras
volvía a cerrar los ojos. Chiaki se lavó el cabello produciendo espuma con sus
dedos mientras refregaba - ¿Disfrutas el agua caliente, no? – Sora volvió a
asentir y el vocal bufó – Eres un niño. Oye… lávate el cabello… - el batero lo
ignoró y Chiaki terminó por acercarse a él, quitarle el envase y colocando
shampoo en su mano para luego refregarlo en su cabello. Sora permaneció
con los ojos cerrados y abrió las piernas para permitir que Chiaki se
arrodillara y le lavara el cabello. Mientras lo hacía no pudo evitar sentir
pudor por la cercanía, nunca estuvo tan cerca de un hombre desnudo y aquello le
puso nervioso. Aunque confiara en Sora, parte de su mente que siempre apelaba a
la autoprotección tenía cierta alarma de amenaza al acecho.
Terminó de refregarle el shampoo en el cabello y prosiguió a enjuagárselo
con una cubeta pequeña. Se levantó aún más para enjuagar con dedicación la nuca
de Sora desde su postura, entonces sintió un dedo de Sora pinchar bajo su
abdomen, aquello lo hizo dar un salto.
-
¿Qué haces?
– le preguntó inclinándose un poco hacía él, pero Sora recostó la cabeza en su
pecho. El vocal notó que el agua no le cubría la entrepierna e intentó
agacharse de a poco con vergüenza, sentía que Sora lo miraba.
-
Tienes vellos
pequeños – le dijo de pronto en un susurro, Chiaki rió nervioso.
-
Eso es lo
más extraño que me han dicho con respecto a mi cuerpo. – Sora levantó la mirada
viéndolo directamente a los ojos. Chiaki le mantuvo la mirada enternecido.
-
Me gustas –
le dijo de pronto, en una voz clara, diferente al tono ebrio que había
utilizado un momento atrás. Chiaki se sintió temblar y se sentó en la bañera
mientras lo miraba con cierta expresión triste. Sentía que no podía mentirle a
sus ojos, pero se armó de fuerza para no decir ni una palabra. Sora espero que
dijera algo pero cuando notó que no lo haría observó el agua con tristeza, luego
sus manos mojadas, se preguntó que había de malo con él que a Chiaki no le
gustaba.
-
¿Me enjuagas
el cabello? – Sora lo miró dudoso, Chiaki le apuntó la espuma en sus mechones.
El batero asintió y se movió ya más despierto hasta él y comenzó a enjuagarle
con la cubeta de la misma manera en que lo había hecho el vocal. Los dedos de
Sora eran un poco torpes por lo que se concentró en dar toques suaves en la
cabellera del más pequeño. Cuando lo miró, Chiaki tenía los ojos cerrados y lucía tan tranquilo como aquella vez que despertaron juntos. Observó sus
labios, siempre le parecieron bonitos, hipnotizantes. Se agachó un poco
observando su boca… temió de no atreverse, pero el alcohol en su sangre le dio
la fuerza que necesitaba, entonces lo besó... un suave y corto beso fue el aviso de lo
que deseaba hacer con su boca. Chiaki abrió los ojos sorprendido pero no negado
a ello, lo miró a los ojos. Sora esperó su permiso y el vocal lo supo en la
manera en que lo contemplaba, finalmente cerró los ojos cediendo. Sora no lo
pensó y volvió a tomar sus labios, sus manos rodearon las mejillas del vocal y
levantaron su rostro hasta su dirección, para profundizar el beso. Chiaki
mantuvo sus manos tomadas bajo el agua, negándose a tocarlo y entregarse más a
él.
“Cautela”, le pedían sus miedos.
Sora mordió su labio antes de
despegar del todo sus bocas, aún se sentía sumergido en la sensación del beso
cuando abrió los ojos y notó que Chiaki aún no los abría. Entonces buscando una
distracción antes de algún arrepentimiento de su parte, tomó la esponja y
colocó jabón en ella, comenzó a refregarla por el hombro del vocal. El más
pequeño abrió los ojos.
-
Lávate tú… -
le susurró con voz triste sin mirarlo a los ojos – Te esperaré en la cama.
Sora lo observó levantarse de la bañera sin intención de cubrirse, tomó
una toalla y se la puso sobre los hombros. Lo vio caminar desnudo hasta salir
del baño. Se quedó allí algo confundido y con un par de miedos, no sabía si
había hecho mal con besarlo, pero la sensación de su boca le dijo que al menos
no se arrepentiría de nada luego.